miércoles, 2 de abril de 2014

Premeditación






Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero.
Se había convertido en un huésped no deseado. Llevaba tiempo queriendo deshacerse de él. No soportaba sus ruidos, ni las migas que dejaba al comer. Había destrozado su colección de vinilos, y ese fue el detonante. Lo intentó con veneno, pero el ladino no probó bocado. Después dejó pequeñas trampas estratégicamente repartidas y esperó. Escuchó un chasquido en la quietud de la noche.
Al subir las escaleras se encontró con la pequeña de la casa que gritó horrorizada: “¡papá ha matado al ratoncito Pérez!”. Ese fue el único fallo de un plan perfecto.




Microrrelato presentado a la semana 21 de "Relatos en Cadena"
Foto: Paul Evans

18 comentarios:

  1. Me ha encantado el microrelato. No existe el plan perfecto...
    Un placer leerte.

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    1. Era un huesped no deseado. No cabia otro final... ;)
      Un besote!

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  3. Jejeje pobre Mr. Pérez :) muy buen golpe final.
    Besos

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    1. Es cierto, la niña le tenía cariño, pero también hay que comprender al padre. Aunque creo que a Pilar no le hubiera gustado el micro.

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  4. Fiquei encanta com este seu conto curto
    Um final que na minha opinião é de "mestre"
    Parabéns
    :)

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    1. Gracias a ti por pasarte por el blog!
      Te mando um beijão

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  5. Me ha gustado el misterio!! quería descubrir la identidad del prisionero!!
    Un beso

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    1. Que alegría de verte por aquí!
      Gracias!! Un besote

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  6. Un giro, dos giros... Estupendo relato, de los previsible a lo imprevisible en un chispún. ¿A quién se le ocurre cargarse al ratoncito Pérez?

    Besos

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    1. Eso digo yo, es lo que falló del plan. La pobre niña no tendría que haberse enterado.
      Un besote

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  7. Aunque en la narración se intuye que el prisionero circulaba con cierta libertad haciendo destrozos (un poco contradictorio), la idea es buena. Suerte en el próximo.
    Saludos.

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    1. Gracias. Las pistas estaban claras, sí que se puede deducir que es un ratón antes del final.
      Con cierta libertad hasta un límite, a veces no es tan facil librarse de un huesped no deseado.
      Suerte para tí también.

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  8. No imaginaba que la más pequeña no lo entendería, la próxima vez tendría que andar con más cuidado en sus actos. Me gusta el relato.
    Un beso.

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