jueves, 7 de abril de 2016

Una sensación de culpa






Un mendigo en un banco mientras
pasas raudo hacia el centro comercial
un sin nombre
un desecho
una persona al fin y al cabo
grita, habla solo
te apartas asustado
por si acaso, acelerando el paso
que cierran los comercios
la pena te inunda y sin embargo no puedes hacer nada
luego lo olvidas
hay tantos
en cada esquina
no está en tus manos
acaso en las manos de la sociedad o del estado
no en las tuyas
y piensas que quizás esté enfermo, de la mente
lo más seguro
que se curaría con medicación
con una cama y alguien que se ocupara de él
porque no tiene a nadie, está solo en el mundo
en el mundo y sus abismos
sin embargo corres
vuelas
sucumbes a la boca del consumismo
olvidas
porque cierran las tiendas
y ya no nos queda nada por lo que luchar.



Foto: Mikael Kristenson


6 comentarios:

  1. Reflejas perfectamente esas sensaciones contradictorias que uno tiene delante de personas que no tienen la suerte de tener a nadie que se preocupe por ellos. Encima, sin querer o por miedo, los hacemos invisibles para no ver su dolor y eso, nos hace sentir aún peor.
    Buena reflexión.

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  2. Como dice Conxita, reflejas perfectamente todas esas sensaciones, todos esos sentimientos, esa culpa que se siente por mirar hacia otro lado y continuar con nuestras vidas.
    Besotes!!!

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  3. Esa situación que vemos tantas veces en nuestras ciudades y que de forma tan perfecta nos brindas en esta poesía es algo que creemos que no es cosa nuestra pero algo seguro que podemos hacer, algo tan sencillo como darle una moneda al tiempo que intercambiamos alguna palabra. Pero como tu dices preferimos mirar para otro lado y regresar a nuestro mundo al que ese mendigo parece no pertenecer.
    Abril una poesía que nos hace sentir culpables de alguna manera.
    Besos
    Puri

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  4. A veces se nos olvida que, pese a las circunstancias, no dejan de ser personas.

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  5. Deben de ser los primeros en todo lugar y situación...

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  6. Intenso. No acaba de encajar en nuestra sociedad del bienestar que lo es pero solo para unos cuantos, otros, los más, aguardan en el vacío del desamparo. Me gusta. Un abrazo. Franziska

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