Un
mendigo en un banco mientras
pasas raudo hacia el centro comercial
un sin
nombre
un
desecho
una
persona al fin y al cabo
grita,
habla solo
te apartas asustado
te apartas asustado
por si
acaso, acelerando el paso
que
cierran los comercios
la
pena te inunda y sin embargo no puedes hacer nada
luego
lo olvidas
hay
tantos
en
cada esquina
no
está en tus manos
acaso
en las manos de la sociedad o del estado
no en
las tuyas
y
piensas que quizás esté enfermo, de la mente
lo más
seguro
que se
curaría con medicación
con
una cama y alguien que se ocupara de él
porque
no tiene a nadie, está solo en el mundo
en el
mundo y sus abismos
sin
embargo corres
vuelas
sucumbes
a la boca del consumismo
olvidas
porque cierran las tiendas
y ya no nos queda nada por lo que luchar.
Foto: Mikael Kristenson
Reflejas perfectamente esas sensaciones contradictorias que uno tiene delante de personas que no tienen la suerte de tener a nadie que se preocupe por ellos. Encima, sin querer o por miedo, los hacemos invisibles para no ver su dolor y eso, nos hace sentir aún peor.
ResponderEliminarBuena reflexión.
Como dice Conxita, reflejas perfectamente todas esas sensaciones, todos esos sentimientos, esa culpa que se siente por mirar hacia otro lado y continuar con nuestras vidas.
ResponderEliminarBesotes!!!
Esa situación que vemos tantas veces en nuestras ciudades y que de forma tan perfecta nos brindas en esta poesía es algo que creemos que no es cosa nuestra pero algo seguro que podemos hacer, algo tan sencillo como darle una moneda al tiempo que intercambiamos alguna palabra. Pero como tu dices preferimos mirar para otro lado y regresar a nuestro mundo al que ese mendigo parece no pertenecer.
ResponderEliminarAbril una poesía que nos hace sentir culpables de alguna manera.
Besos
Puri
A veces se nos olvida que, pese a las circunstancias, no dejan de ser personas.
ResponderEliminarDeben de ser los primeros en todo lugar y situación...
ResponderEliminarIntenso. No acaba de encajar en nuestra sociedad del bienestar que lo es pero solo para unos cuantos, otros, los más, aguardan en el vacío del desamparo. Me gusta. Un abrazo. Franziska
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